DE LA TEOLOGÍA TRADICIONAL:
Millones de creyentes han sido aleccionados por sus lideres de que hay un premio para los creyentes, y ése es el cielo. La mayoría de los que profesan el cristianismo ven el cielo como la meta final para sus vidas consagradas al Señor, y lo vislumbran como un lugar de bienaventuranzas y de paz nunca antes concebidas o imaginadas por hombre alguno. Los creyentes tradicionales han creído en que sus antepasados difuntos, están ahora en el cielo como ánimas desencarnadas o ángeles que tocan el arpa todo el día y por la eternidad. No obstante, esta creencia tradicional contradice lo dicho por Yahoshúa concerniente a que los muertos en el Mesías verán finalmente a Elohím (Dios) y al Mesías en la resurrección del día postrero. Veamos algunos pasajes bíblicos que han sido ignorados o pasados por alto por los maestros y líderes religiosos de las iglesias en general, y que enfocan el asunto de manera muy distinta:
LA VERDAD SOBRE LOS MUERTOS Y LA VIDA FUTURA: 1 Iojanán 3:2: “Amados, ahora somos hijos de Elohím, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que CUANDO ÉL SE MANIFIESTE, seremos semejantes a él, porque LE VEREMOS TAL COMO ÉL ES”.
Comentario: Este pasaje ha sido pasado por alto por los cristianos en general, pues contradice la teología “cristiana” tradicional que dice que los cristianos verán al Mesías en el momento de su muerte, y no, en ocasión de la segunda venida del Mesías en gloria, como afirma Las Sagradas Escrituras. Aquí Iojanán es claro al decir que veremos al Mesías tal como él es ahora (divino), únicamente cuando seamos semejantes a él. ¿Y cuándo seremos semejantes a él? ¿Y cuándo le veremos tal como él es?¿En nuestra muerte? No! En nuestra resurrección, cuando el Mesías divino vuelva nuevamente en persona a este mundo en el día postrero. Veamos otras pruebas bíblicas:
* Iojanán 11:25: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”.
* 1 Cor. 15:42-45,51-53: “Así es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.”
* 1 Tes. 4:13-18: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Yahoshúa murió y resucitó, así también traerá Elohím con Yahoshúa a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor; que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de arcángel, y con trompeta de Elohím, descenderá del cielo; y los muertos en el Mesías serán resucitados. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos unos a los otros con estas palabras”.
Este texto de 1 Tesalonicenses 4:13-18 es muy iluminador, y no obstante, muy poco leído o conocido. Y es que este texto, y los otros citados arriba, contradicen abiertamente, y claramente, el postulado escatológico o teologal de la vida futura del cristianismo tradicional, el cual enseña que los muertos en Cristo están ahora disfrutando con el Señor de la gloria celestial. Ahora bien, adviértase que Shaul (Pablo), el autor de estos versículos, dice que nosotros recibiremos al Mesías, ¡y no al revés! Léalo por usted mismo ahora mismo en los versos citados de 1 Tesalonicenses 4:13-18. Si en verdad los muertos “vuelan” al cielo, ¿no sería lógico que el Mesías los reciba a ellos en su morada celestial? Pero la verdad es lo opuesto, ¡nosotros le recibiremos a él! ¿Y por qué? Porque él volverá a las nubes de nuestra atmósfera, y con voz de mando ordenará que los muertos creyentes resuciten y le den la bienvenida en el aire. Eso lo dice Pablo muy claramente en estos versículos de 1 Tesalonicenses 4. Además, Pablo no dice que los muertos fieles ---recién resucitados---irán con él al cielo, sino más bien, que estarán juntos siempre con él. Pero: ¿Dónde? Eso lo veremos más adelante.
Ahora bien, si lo aceptado tradicionalmente fuera verdad: ¿Qué sentido podría tener nuestra futura resurrección, si los muertos en la fe siguen vivos en el cielo? Definitivamente hay cosas que no andan bien con la teología tradicional, que enseña nuestra partida al cielo inmediatamente después de nuestra muerte. Usted no encontrará en Las Sagradas Escrituras ningún pasaje que se nos asegure una estadía eterna en los cielos. Busque usted tan sólo un texto bíblico en donde supuestamente El Mesías nos promete el cielo, y yo le aseguro que no lo encontrará.
LÁZARO Y MARTA: DOS AMIGOS DE YAHOSHÚA: Usted recordará la historia del difunto amigo de Yahoshúa llamado Lázaro. Esta historia de Lázaro es muy interesante, pues nos da una visión de la esperanza de los difuntos creyentes. La mayoría de los cristianos no se han puesto a reflexionar sobre este acontecimiento que conmocionó, no sólo a la familia de Lázaro, sino también a Yahoshúa. Un resumen de lo sucedido según está registrado en Iojanán 11:1-44 es como sigue:
1.- Las hermanas de Lázaro mandan a avisar a Yahoshúa que Lázaro está muy enfermo (v.1-3).
2.- Yahoshúa demoró dos días su llegada a la casa de Lázaro, y Lázaro muere (v.6-14).
3.- Cuando Yahoshúa llega a la casa de Lázaro, éste ya estaba sepultado 4 días (v.17).
4.- Marta sale al encuentro de Yahoshúa, y es confrontado por ella porque Yahoshúa no había llegado a tiempo para sanar a Lázaro (v.21).
5.- Yahoshúa le promete a Marta que Lázaro resucitará (v.23).
6.- Marta le responde que ella sabe que su hermano resucitará “en el día postrero” (v.24).
7.- Yahoshúa insiste que aquel que cree en él resucitará y no morirá eternamente (v.25,26).
8.- Yahoshúa afirma que Marta, y las demás personas que están de duelo, verán la gloria de Elohím con la resurrección de Lázaro a pesar que éste ya olía mal (v. 39,40).
9.- El Mesías ordena a Lázaro salir de su sepulcro (v.43).
10.-Lázaro resucita envuelto en vendas hasta su rostro (v.44).
Sin duda la resurrección de Lázaro sirvió para demostrar que el Elohím de Yahoshúa tenía el poder de resucitar a los muertos que estaban ya en descomposición. La presencia de un Lázaro revivido reforzó el testimonio de Yahoshúa y la verdad de su persona como el unigénito Hijo de Elohím.
No obstante, este registro histórico demuestra que los primeros fieles creyentes, como Lázaro y sus dos hermanas María y Marta, eran creyentes en la resurrección de los muertos en el día postrero. Marta y María sabían que volverían a ver a su hermano en el día de la resurrección de los justos, y esa creencia, sin duda, les daba consolación. Aquí no encontraremos ninguna “esperanza celestial”, o que Lázaro estaba gozando de las “bienaventuranzas celestiales”, en la misma “presencia de Elohím” en el cielo. En otras palabras: No vamos a encontrar a Yahoshúa diciéndoles a los deudos algo así como: “No os aflijáis, pues Lázaro ya está en la presencia del Señor gozando de las bienaventuranzas celestiales”. Lo que él les dijo era que Lázaro resucitaría de su sepulcro. Nótese que tampoco Yahoshúa dijo: “Baja Lázaro, y regresa a tu cuerpo”, sino más bien: “¡Lázaro, ven fuera!”.
Esto es muy significativo, pues los muertos no están en el cielo, sino en sus sepulcros; y esto concuerda con lo dicho por Yahoshúa mismo en Iojanán 5:28,29 donde se lee: “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en sus sepulcros (no en el cielo) oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación”.
Examínese bien lo dicho por Yahoshúa en este pasaje, pues de no hacerlo caeríamos en error.
1.- Yahoshúa dice que habrá resurrección de buenos y de injustos.
2.- Yahoshúa afirma que los buenos resucitarán para recibir la vida eterna.
3.- Yahoshúa afirma que los malos no recibirán la vida sino la condenación o la destrucción.
Si los muertos en el Mesías siguen viviendo, y nunca mueren, ¿por qué Yahoshúa afirma que los justos tendrán una resurrección de vida? Esto es sorprendente, pues desdice la creencia sobre la doctrina de la vida futura.
LOS MUERTOS NO ESTÁN VIVOS: Entonces, es claro que los muertos no siguen viviendo en otra esfera o dimensión, sino más bien, siguen inconscientes en sus tumbas, sin poder pensar, amar, odiar, maquinar cosas, pecar, etc. Los muertos están muertos y no vivos. Decir que los muertos viven es como decir que el color oscuro es claro. En Eclesiastés 9:5,10 leemos: “Porque los vivos saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol... porque en el sepulcro, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.”
Y el salmista David dice de los muertos, lo siguiente: “Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; En ese mismo día perecen sus pensamientos” (Salmo 146:4). Nótese que los muertos no piensan. Como dijo Descartes: “Pienso, luego existo”; en consecuencia, los que no piensan---¡No existen!¡Dejan de existir!
LA RECOMPENSA SERÁ EN LA SEGUNDA VENIDA DEL MESÍAS: La única esperanza que tienen los hombres creyentes, es la resurrección del día postrero, cuando los “no existentes” vengan a la “existencia” nuevamente. Así lo entendió el profeta Daniel, cuando Elohím, al anunciarle su muerte, le dice: “Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días” (Daniel 12:13).
Aquí es claro que Elohím no le habló a Daniel de una partida al cielo para estar con Él, después de su muerte física. No! lo que le dijo era que reposaría (=moriría) y que sería después levantado (=resucitado) para recibir su heredad o recompensa, al fin de los (no ‘sus’) días.
Entonces, la recompensa del fiel creyente se recibe sólo después que el Mesías haya vuelto y transformado a los vivos, y resucitado a los muertos, con inmortalidad. Pues bien, siendo que los fieles muertos no han recibido sus recompensas en el cielo, ni en ningún otro lugar, pues están muertos: ¿Qué recibirán en la resurrección?:
1.- El Reino de Elohím en la tierra (Mateo 25:31,34).
2.- La vida eterna (Mateo 25:46).
3.- La gloria, honra y el poder (Colosenses 3:4, 1 Pedro 5:4)
4.- A Yahoshúa el Mesías mismo como nuestro hermano mayor (1 Tesalonicenses 4:17).
LA BUENA NOTICIA (EVANGELIO) DEL REINO DE ELOHÍM: Lo que Las Sagradas Escrituras claramente enseñan es que el propósito final de la fe nazarena o la meta de la vida de los ungidos es “el Reino de Elohím”, o también llamado “el reino DE (no, “EN”) los cielos”. Sí,
Yahoshúa habló muchísimo del ‘Reino de Elohím’ o ‘Reino de los cielos’, lo cual ha hecho pensar a muchísimos eruditos en Biblia de que este es el tema central de toda a Biblia.
Las Sagradas Escrituras habla de la salvación, la cual pocos han llegado a comprenderla en su verdadera dimensión. La mayoría de la cristiandad supone que la salvación no es otra cosa que recibir el perdón de nuestros pecados a fin de poder ganar el cielo. Pero esta idea es totalmente ajena a Las Sagradas Escrituras. Lo que Las Sagradas Escrituras enseñan es que “Las Buenas Noticias” (Heb. HaBesoráh/Gr. Evangelio) del Mesías tienen poder para salvar a quienes las aceptan por la fe. Es decir, el que cree en Las Buenas Noticias de Yahoshúa el Mesías será salvo. El Emisario Shául (Pablo) es claro al decir que La Besoráh es poder de Elohím para salvación para todo aquel que lo cree, sea judío o no judío (Rom 1:16).
Las Sagradas Escrituras enseñan que sólo hay un evangelio salvador (Gálatas 1:6-10), y no muchos evangelios como los que se están propagando hoy. Pero: ¿Qué significa evangelio? Es sencillo, significa “Buenas nuevas” o “buenas noticias”. De modo que el Mesías vino traernos buenas noticias que se traducirán en nuestra salvación si las creemos de todo corazón. Ahora bien: ¿De qué se tratan esas buenas noticias? Si yo le digo a usted que le traigo buenas noticias, y no le digo de qué se tratan, ¿le servirá de algo? Por cierto que no. Así que, como creyentes, averigüemos ahora mismo de qué se tratan esas buenas noticias de Yahoshúa el Mesías. De esa tarea depende nuestra salvación eterna! Veamos algunos textos cruciales:
Millones de creyentes han sido aleccionados por sus lideres de que hay un premio para los creyentes, y ése es el cielo. La mayoría de los que profesan el cristianismo ven el cielo como la meta final para sus vidas consagradas al Señor, y lo vislumbran como un lugar de bienaventuranzas y de paz nunca antes concebidas o imaginadas por hombre alguno. Los creyentes tradicionales han creído en que sus antepasados difuntos, están ahora en el cielo como ánimas desencarnadas o ángeles que tocan el arpa todo el día y por la eternidad. No obstante, esta creencia tradicional contradice lo dicho por Yahoshúa concerniente a que los muertos en el Mesías verán finalmente a Elohím (Dios) y al Mesías en la resurrección del día postrero. Veamos algunos pasajes bíblicos que han sido ignorados o pasados por alto por los maestros y líderes religiosos de las iglesias en general, y que enfocan el asunto de manera muy distinta:
LA VERDAD SOBRE LOS MUERTOS Y LA VIDA FUTURA: 1 Iojanán 3:2: “Amados, ahora somos hijos de Elohím, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que CUANDO ÉL SE MANIFIESTE, seremos semejantes a él, porque LE VEREMOS TAL COMO ÉL ES”.
Comentario: Este pasaje ha sido pasado por alto por los cristianos en general, pues contradice la teología “cristiana” tradicional que dice que los cristianos verán al Mesías en el momento de su muerte, y no, en ocasión de la segunda venida del Mesías en gloria, como afirma Las Sagradas Escrituras. Aquí Iojanán es claro al decir que veremos al Mesías tal como él es ahora (divino), únicamente cuando seamos semejantes a él. ¿Y cuándo seremos semejantes a él? ¿Y cuándo le veremos tal como él es?¿En nuestra muerte? No! En nuestra resurrección, cuando el Mesías divino vuelva nuevamente en persona a este mundo en el día postrero. Veamos otras pruebas bíblicas:
* Iojanán 11:25: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”.
* 1 Cor. 15:42-45,51-53: “Así es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.”
* 1 Tes. 4:13-18: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Yahoshúa murió y resucitó, así también traerá Elohím con Yahoshúa a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor; que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de arcángel, y con trompeta de Elohím, descenderá del cielo; y los muertos en el Mesías serán resucitados. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos unos a los otros con estas palabras”.
Este texto de 1 Tesalonicenses 4:13-18 es muy iluminador, y no obstante, muy poco leído o conocido. Y es que este texto, y los otros citados arriba, contradicen abiertamente, y claramente, el postulado escatológico o teologal de la vida futura del cristianismo tradicional, el cual enseña que los muertos en Cristo están ahora disfrutando con el Señor de la gloria celestial. Ahora bien, adviértase que Shaul (Pablo), el autor de estos versículos, dice que nosotros recibiremos al Mesías, ¡y no al revés! Léalo por usted mismo ahora mismo en los versos citados de 1 Tesalonicenses 4:13-18. Si en verdad los muertos “vuelan” al cielo, ¿no sería lógico que el Mesías los reciba a ellos en su morada celestial? Pero la verdad es lo opuesto, ¡nosotros le recibiremos a él! ¿Y por qué? Porque él volverá a las nubes de nuestra atmósfera, y con voz de mando ordenará que los muertos creyentes resuciten y le den la bienvenida en el aire. Eso lo dice Pablo muy claramente en estos versículos de 1 Tesalonicenses 4. Además, Pablo no dice que los muertos fieles ---recién resucitados---irán con él al cielo, sino más bien, que estarán juntos siempre con él. Pero: ¿Dónde? Eso lo veremos más adelante.
Ahora bien, si lo aceptado tradicionalmente fuera verdad: ¿Qué sentido podría tener nuestra futura resurrección, si los muertos en la fe siguen vivos en el cielo? Definitivamente hay cosas que no andan bien con la teología tradicional, que enseña nuestra partida al cielo inmediatamente después de nuestra muerte. Usted no encontrará en Las Sagradas Escrituras ningún pasaje que se nos asegure una estadía eterna en los cielos. Busque usted tan sólo un texto bíblico en donde supuestamente El Mesías nos promete el cielo, y yo le aseguro que no lo encontrará.
LÁZARO Y MARTA: DOS AMIGOS DE YAHOSHÚA: Usted recordará la historia del difunto amigo de Yahoshúa llamado Lázaro. Esta historia de Lázaro es muy interesante, pues nos da una visión de la esperanza de los difuntos creyentes. La mayoría de los cristianos no se han puesto a reflexionar sobre este acontecimiento que conmocionó, no sólo a la familia de Lázaro, sino también a Yahoshúa. Un resumen de lo sucedido según está registrado en Iojanán 11:1-44 es como sigue:
1.- Las hermanas de Lázaro mandan a avisar a Yahoshúa que Lázaro está muy enfermo (v.1-3).
2.- Yahoshúa demoró dos días su llegada a la casa de Lázaro, y Lázaro muere (v.6-14).
3.- Cuando Yahoshúa llega a la casa de Lázaro, éste ya estaba sepultado 4 días (v.17).
4.- Marta sale al encuentro de Yahoshúa, y es confrontado por ella porque Yahoshúa no había llegado a tiempo para sanar a Lázaro (v.21).
5.- Yahoshúa le promete a Marta que Lázaro resucitará (v.23).
6.- Marta le responde que ella sabe que su hermano resucitará “en el día postrero” (v.24).
7.- Yahoshúa insiste que aquel que cree en él resucitará y no morirá eternamente (v.25,26).
8.- Yahoshúa afirma que Marta, y las demás personas que están de duelo, verán la gloria de Elohím con la resurrección de Lázaro a pesar que éste ya olía mal (v. 39,40).
9.- El Mesías ordena a Lázaro salir de su sepulcro (v.43).
10.-Lázaro resucita envuelto en vendas hasta su rostro (v.44).
Sin duda la resurrección de Lázaro sirvió para demostrar que el Elohím de Yahoshúa tenía el poder de resucitar a los muertos que estaban ya en descomposición. La presencia de un Lázaro revivido reforzó el testimonio de Yahoshúa y la verdad de su persona como el unigénito Hijo de Elohím.
No obstante, este registro histórico demuestra que los primeros fieles creyentes, como Lázaro y sus dos hermanas María y Marta, eran creyentes en la resurrección de los muertos en el día postrero. Marta y María sabían que volverían a ver a su hermano en el día de la resurrección de los justos, y esa creencia, sin duda, les daba consolación. Aquí no encontraremos ninguna “esperanza celestial”, o que Lázaro estaba gozando de las “bienaventuranzas celestiales”, en la misma “presencia de Elohím” en el cielo. En otras palabras: No vamos a encontrar a Yahoshúa diciéndoles a los deudos algo así como: “No os aflijáis, pues Lázaro ya está en la presencia del Señor gozando de las bienaventuranzas celestiales”. Lo que él les dijo era que Lázaro resucitaría de su sepulcro. Nótese que tampoco Yahoshúa dijo: “Baja Lázaro, y regresa a tu cuerpo”, sino más bien: “¡Lázaro, ven fuera!”.
Esto es muy significativo, pues los muertos no están en el cielo, sino en sus sepulcros; y esto concuerda con lo dicho por Yahoshúa mismo en Iojanán 5:28,29 donde se lee: “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en sus sepulcros (no en el cielo) oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación”.
Examínese bien lo dicho por Yahoshúa en este pasaje, pues de no hacerlo caeríamos en error.
1.- Yahoshúa dice que habrá resurrección de buenos y de injustos.
2.- Yahoshúa afirma que los buenos resucitarán para recibir la vida eterna.
3.- Yahoshúa afirma que los malos no recibirán la vida sino la condenación o la destrucción.
Si los muertos en el Mesías siguen viviendo, y nunca mueren, ¿por qué Yahoshúa afirma que los justos tendrán una resurrección de vida? Esto es sorprendente, pues desdice la creencia sobre la doctrina de la vida futura.
LOS MUERTOS NO ESTÁN VIVOS: Entonces, es claro que los muertos no siguen viviendo en otra esfera o dimensión, sino más bien, siguen inconscientes en sus tumbas, sin poder pensar, amar, odiar, maquinar cosas, pecar, etc. Los muertos están muertos y no vivos. Decir que los muertos viven es como decir que el color oscuro es claro. En Eclesiastés 9:5,10 leemos: “Porque los vivos saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol... porque en el sepulcro, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.”
Y el salmista David dice de los muertos, lo siguiente: “Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; En ese mismo día perecen sus pensamientos” (Salmo 146:4). Nótese que los muertos no piensan. Como dijo Descartes: “Pienso, luego existo”; en consecuencia, los que no piensan---¡No existen!¡Dejan de existir!
LA RECOMPENSA SERÁ EN LA SEGUNDA VENIDA DEL MESÍAS: La única esperanza que tienen los hombres creyentes, es la resurrección del día postrero, cuando los “no existentes” vengan a la “existencia” nuevamente. Así lo entendió el profeta Daniel, cuando Elohím, al anunciarle su muerte, le dice: “Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días” (Daniel 12:13).
Aquí es claro que Elohím no le habló a Daniel de una partida al cielo para estar con Él, después de su muerte física. No! lo que le dijo era que reposaría (=moriría) y que sería después levantado (=resucitado) para recibir su heredad o recompensa, al fin de los (no ‘sus’) días.
Entonces, la recompensa del fiel creyente se recibe sólo después que el Mesías haya vuelto y transformado a los vivos, y resucitado a los muertos, con inmortalidad. Pues bien, siendo que los fieles muertos no han recibido sus recompensas en el cielo, ni en ningún otro lugar, pues están muertos: ¿Qué recibirán en la resurrección?:
1.- El Reino de Elohím en la tierra (Mateo 25:31,34).
2.- La vida eterna (Mateo 25:46).
3.- La gloria, honra y el poder (Colosenses 3:4, 1 Pedro 5:4)
4.- A Yahoshúa el Mesías mismo como nuestro hermano mayor (1 Tesalonicenses 4:17).
LA BUENA NOTICIA (EVANGELIO) DEL REINO DE ELOHÍM: Lo que Las Sagradas Escrituras claramente enseñan es que el propósito final de la fe nazarena o la meta de la vida de los ungidos es “el Reino de Elohím”, o también llamado “el reino DE (no, “EN”) los cielos”. Sí,
Yahoshúa habló muchísimo del ‘Reino de Elohím’ o ‘Reino de los cielos’, lo cual ha hecho pensar a muchísimos eruditos en Biblia de que este es el tema central de toda a Biblia.
Las Sagradas Escrituras habla de la salvación, la cual pocos han llegado a comprenderla en su verdadera dimensión. La mayoría de la cristiandad supone que la salvación no es otra cosa que recibir el perdón de nuestros pecados a fin de poder ganar el cielo. Pero esta idea es totalmente ajena a Las Sagradas Escrituras. Lo que Las Sagradas Escrituras enseñan es que “Las Buenas Noticias” (Heb. HaBesoráh/Gr. Evangelio) del Mesías tienen poder para salvar a quienes las aceptan por la fe. Es decir, el que cree en Las Buenas Noticias de Yahoshúa el Mesías será salvo. El Emisario Shául (Pablo) es claro al decir que La Besoráh es poder de Elohím para salvación para todo aquel que lo cree, sea judío o no judío (Rom 1:16).
Las Sagradas Escrituras enseñan que sólo hay un evangelio salvador (Gálatas 1:6-10), y no muchos evangelios como los que se están propagando hoy. Pero: ¿Qué significa evangelio? Es sencillo, significa “Buenas nuevas” o “buenas noticias”. De modo que el Mesías vino traernos buenas noticias que se traducirán en nuestra salvación si las creemos de todo corazón. Ahora bien: ¿De qué se tratan esas buenas noticias? Si yo le digo a usted que le traigo buenas noticias, y no le digo de qué se tratan, ¿le servirá de algo? Por cierto que no. Así que, como creyentes, averigüemos ahora mismo de qué se tratan esas buenas noticias de Yahoshúa el Mesías. De esa tarea depende nuestra salvación eterna! Veamos algunos textos cruciales:
* Marcos 1:1,14,15: “Principio de las Buena Noticias de Yahoshúa el Mesías, Hijo de Elohím. Después que Iojanán fue encarcelado, Yahoshúa vino a Galilea predicando Las Buenas Noticias del Reino de Elohím, diciendo: El tiempo se ha cumplido y el Reino de Elohím se ha acercado, arrepentíos, y creed en el evangelio”.
* Lucas 4:43: “Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie Las Buenas Noticias del Reino de Elohím; porque para esto he sido enviado”.
* Mateo 24:14: “Y será predicado esta Buena Noticia del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”.
* Lucas 9:2: “ Y los envió a predicar el Reino de Elohím, y a sanar a los enfermos”.
* Lucas 8:1: “Aconteció después, que Yahoshúa iba por todas las aldeas, predicando y anunciando Las Buenas Noticias del Reino de Elohím, y los doce con él.”
* Hechos 8:12: “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba La Buena Noticia del Reino de Elohím y el nombre de Yahoshúa el Mesías, se bautizaban hombres y mujeres”.
* Hechos 19:8: “Y entrando Pablo la sinagoga habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del Reino de Elohím”.
* Hechos 20:25: “Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de vosotros, entre quienes he pasado predicando el Reino de Elohím, verá más mi rostro”.
* Hechos 28:23,30,31: “Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el Reino de Elohím desde la mañana hasta a tarde, persuadiéndoles acerca de Yahoshúa, tanto por la ley de Moisés como por los profetas. Y pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el Reino de Elohím y enseñando acerca del Señor Yahoshúa el Mesías, abiertamente y sin impedimento”.
* Hechos 14:22: “...Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el Reino de Elohím”.
* Lucas 9:60: “Yahoshúa le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú vé, y anuncia el Reino de Elohím”.
* 1Corintios 15:50: “Pero esto digo, hermanos: Que la carne y la sangre no pueden heredar el Reino de Elohím, ni la corrupción hereda a incorrupción”.
* Iojanán 3:3,5: “Respondió Yahoshúa le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo no puede ver el Reino de Elohím. Respondió Yahoshúa: De cierto de cierto te digo, el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Elohím”.
* Santiago 2:5: “Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Elohím a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?”.
* Marcos 12:34: “Yahoshúa entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del Reino de Elohím...”
* Mateo 25:31,34: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria. Entonces el rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”.
* Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el Reino de Elohím y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.
* 1 Tesalonicenses 1:5: “...para que seáis tenidos por dignos del Reino de Elohím, por el cual asimismo padecéis”.
* 2 Pedro1:11: “Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y salvador Yahoshúa el Mesías”.
* Gálatas 5:19,21: “Y manifiestas son las obras de la carne: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia...los que practican tales cosas no heredarán el Reino de Elohím”.
* Hechos 1:3: “A quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días, y hablándoles acerca del Reino de Elohím”.
* Lucas 13:29: “Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el Reino de Elohím”.
* Lucas 18:24: “Al ver Yahoshúa que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán al Reino de Elohím los que tienen riquezas!”.
* Lucas 4:43: “Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie Las Buenas Noticias del Reino de Elohím; porque para esto he sido enviado”.
* Mateo 24:14: “Y será predicado esta Buena Noticia del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”.
* Lucas 9:2: “ Y los envió a predicar el Reino de Elohím, y a sanar a los enfermos”.
* Lucas 8:1: “Aconteció después, que Yahoshúa iba por todas las aldeas, predicando y anunciando Las Buenas Noticias del Reino de Elohím, y los doce con él.”
* Hechos 8:12: “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba La Buena Noticia del Reino de Elohím y el nombre de Yahoshúa el Mesías, se bautizaban hombres y mujeres”.
* Hechos 19:8: “Y entrando Pablo la sinagoga habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del Reino de Elohím”.
* Hechos 20:25: “Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de vosotros, entre quienes he pasado predicando el Reino de Elohím, verá más mi rostro”.
* Hechos 28:23,30,31: “Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el Reino de Elohím desde la mañana hasta a tarde, persuadiéndoles acerca de Yahoshúa, tanto por la ley de Moisés como por los profetas. Y pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el Reino de Elohím y enseñando acerca del Señor Yahoshúa el Mesías, abiertamente y sin impedimento”.
* Hechos 14:22: “...Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el Reino de Elohím”.
* Lucas 9:60: “Yahoshúa le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú vé, y anuncia el Reino de Elohím”.
* 1Corintios 15:50: “Pero esto digo, hermanos: Que la carne y la sangre no pueden heredar el Reino de Elohím, ni la corrupción hereda a incorrupción”.
* Iojanán 3:3,5: “Respondió Yahoshúa le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo no puede ver el Reino de Elohím. Respondió Yahoshúa: De cierto de cierto te digo, el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Elohím”.
* Santiago 2:5: “Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Elohím a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?”.
* Marcos 12:34: “Yahoshúa entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del Reino de Elohím...”
* Mateo 25:31,34: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria. Entonces el rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”.
* Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el Reino de Elohím y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.
* 1 Tesalonicenses 1:5: “...para que seáis tenidos por dignos del Reino de Elohím, por el cual asimismo padecéis”.
* 2 Pedro1:11: “Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y salvador Yahoshúa el Mesías”.
* Gálatas 5:19,21: “Y manifiestas son las obras de la carne: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia...los que practican tales cosas no heredarán el Reino de Elohím”.
* Hechos 1:3: “A quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días, y hablándoles acerca del Reino de Elohím”.
* Lucas 13:29: “Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el Reino de Elohím”.
* Lucas 18:24: “Al ver Yahoshúa que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán al Reino de Elohím los que tienen riquezas!”.
Todas estas citas bíblicas nos prueban que el evangelio o “buenas noticias” tiene que ver con algo llamado el Reino de Elohím. Usted encontrará esa frase en muchísimos textos bíblicos, como una promesa para los creyentes consagrados al Señor. Es algo que se puede ver y entrar, además es algo que el Mesías reinaugurará en su segunda venida con sus discípulos. Al reino no se le puede ingresar con este cuerpo mortal, ya que requiere antes su transformación cuando El Mesías regrese. El Reino es algo que viene a la tierra, y un asunto que debemos buscar y pedir diariamente.
EL REINO DE ELOHÍM ES EL GOBIERNO DEL MESÍAS EN LA TIERRA: También el Reino de Elohím tiene que ver con un gobierno en la tierra, pues en muchos pasajes a Yahoshúa se le llama “Príncipe de paz”, “Hombre noble”, “Rey”, “Deseado de todos los pueblos”, “Salvador”, “Mesías”, “Juez”, etc.
Sí, Yahoshúa vino predicar un nuevo gobierno mundial liderado por él y su leal Kehilá HaTalmidím (Congregación de Discípulos), pues también se nos revela que su gobierno será global, desde los ríos y mares más lejanos de la tierra. Dice el Salmo 72:7,8: “Florecerá en sus días justicia, y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna. Dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra”. Así es, Yahoshúa ha prometido traer la justicia y la paz a la tierra---¿cómo?--- con su gobierno mundial o también llamado: “el Reino del Mesías”.
En una ocasión Yahoshúa fue interrogado por Pilatos de la siguiente manera: “¿Luego, eres tú rey? Respondió Yahoshúa: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad...” (Iojanán 18:37). Aquí claramente Yahoshúa reconoce que es rey, y que vino al mundo para dar testimonio de esa verdad. Sin embargo poquito antes Yahoshúa había dicho: “Mi reino no es de aquí” (v.36), o sea del presente mundo o era maligna de HaSatán (Heb. El Enemigo).
LA ESPERANZA MESIÁNICA: Yahoshúa era esperado como el Mesías que gobernaría sobre Israel y que depondría a la tiranía romana sobre La Casa de Judá. Sí, el Mesías era esperado por La Casa de Judá como el libertador de la tiranía romana. Este líder era aguardado como aquel que reanudaría la dinastía del rey David en Jerusalém, la capital del Reino de Elohím. Y es que el reino davídico era el Reino de Elohím, el cual fue suspendido con el derrocamiento de su último rey judío Sedequías en 586 AC.
Lo que los paisanos de Yahoshúa no acababan de comprender es que la presencia del Mesías hace dos milenios tenía el propósito de llamar y de preparar a los herederos del reino, es decir, a sus elegidos o su iglesia. Yahoshúa vino a traer consuelo, y a salvar a los pecadores, para hacerlos dignos y aptos para su reino venidero de justicia. Recuerde Jacobo (Santiago) 2:5, en donde se enseña que Elohím escogió a los pobres de este mundo para convertirlos en reyes y co-gobernantes en el Reino del Mesías. En Revelación 2:26 se lee: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré AUTORIDAD SOBRE LAS NACIONES”.
La Congregación de discípulos del Mesías ha sido llamada para cumplir con el plan maestro de Elohím para la transformación de la sociedad humana que se encuentra en decadencia absoluta. Dice San Iojanán en Revelación 5:10: “Y nos has hecho para nuestro Elohím reyes y sacerdotes, y REINAREMOS SOBRE LA TIERRA”. Pues bien, nótese que Los discípulos están llamados a reinar con El Mesías sobre la tierra, y no desde el cielo, como algunos aún creen erradamente. El Reino del Mesías será en la tierra, no en el cielo, y durará mil años o diez siglos corridos. Dice Iojanán (Iojanán) en Revelación 20:6: “...y reinarán con él MIL AÑOS”. Además, en Revelación 3:21 hay más información de la herencia de la iglesia. Iojanán escribe lo siguiente: “Al que venciere, le daré que se siente conmigo EN MI TRONO, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.
EL TRONO DEL MESÍAS Y SU UBICACIÓN: Siendo que el Mesías tiene su trono propio el cual compartirá con su amada Congregación (Heb. Kehilá/ Gr. Ekklesia), es lógico preguntarse: ¿Qué es ese trono, y dónde estará?. El trono del Mesías es el trono de David su padre (Antepasado). En Lucas 1:31-33 el Malák (Mensajero/Ángel) Gabriel le dice a Miryam (María), la madre de Yahoshúa, lo siguiente: “Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Yahoshúa. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Elohím le dará EL TRONO DE DAVID SU PADRE; y reinará sobre LA CASA DE JACOB para siempre, y su reino no tendrá fin”. Este anuncio del Mensajero Gabriel no es creído en su forma literal, y más bien ha sido “espiritualizado” o “alegorizado” por algunos. Pero lo cierto es que el Mesías tomará el trono de su ancestro David, y lo hará suyo, como el legítimo heredero al Trono hebreo en Israel (=la casa de Jacob). Es por eso que Matitiáhu HaLeví (Mateo el levita) comienza su escrito diciendo: “Libro de la genealogía de Yahoshúa el Mesías, hijo de David, hijo de Abraham” (Mat 1:1). Sí, el reino de David, y el de sus descendientes, era el Reino de Elohím, cuya capital estaba localizada en la amada Jerusalém (1 Crónicas 28:5). Esa dinastía suspendida desde 586 AC será reanudada con Yahoshúa el Mesías, el hijo de David. Efectivamente, Yahoshúa restaurará el Reino de su ancestro David cuando regrese en gloria desde el cielo (Lucas 19:11,12; Daniel 7:13,14: Mateo 25:31,34; Hechos 1:3,6,7).
También Yahoshúa admite que Jerusalém es la ciudad escogida y amada del gran rey del Reino de Elohím (Mateo 5:33-35). Sí, Yahoshúa llama a Jerusalém: La Ciudad del Gran Rey. Y esto va en concordancia con los dicho por Jeremías en el capítulo 3 y verso 17 de su libro: “...llamarán a Jerusalém, trono de Iahweh...”. Este hecho profético, de una Jerusalém como el centro del mundo de mañana, es significativo. Hoy las naciones árabes quieren retomar Jerusalém, desde que esta ciudad pasó a manos de La Casa de Judá en Mayo de 1948. Después de dos milenios de destierro y diáspora de la Casa de Judá, éstos han recuperado su territorio de la promesa. Y en Junio de 1967, en la guerra de los seis días, la amada ciudad capital de David, Jerusalém, es reconquistada. Esto vino como cumplimiento de la profecía de Yahoshúa dada en Lucas 21:24, que dice: “...y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalém será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan”. Sí, las naciones extranjeras (Rom., árabes, turcos, e ingleses), pisotearon Jerusalém durante el destierro los judíos, hasta que en la segunda mitad del siglo XX esta amada ciudad pasó a manos de ellos.
LOS PUEBLOS SERÁN REGIDOS CON VARA DE HIERRO: Cuando El Mesías y sus Talmidím (Discípulos) comiencen a gobernar este mundo, lo harán con mano firme y con autoridad de Elohím. Sí, Las Sagradas Escrituras hablan que el Mesías regirá con vara de hierro, y esto supone que no será un gobierno débil o defectuoso. Dice Revelación 12:5: “Y ella dio a luz a un hijo varón que regirá con VARA DE HIERRO A TODAS LAS NACIONES...”
Muchos pueblos de la tierra han sido tratados duramente por sus gobernantes impíos y ateos, los cuales no han logrado durar o ganarse el afecto permanente de sus simpatizantes. Y es que ellos mismos no han tenido la sabiduría que viene de lo alto para corregir los males de la sociedad humana. Muchos han gobernado a espaldas de Elohím, y sólo han buscado su beneficio económico y de los que los rodean y adulan. No obstante, el gobierno del Mesías y de sus discípulos, transformada en divina, y llena del Espíritu Santo, sabrá solucionar los males más comunes de la sociedad humana, como son los crímenes, las injusticias, las explotaciones, las miserias, los vicios, las enfermedades, la polución, el hambre, las plagas, etc. Estas son buenas noticias en verdad. Entonces se cumplirá la profecía de 2 Pedro 3:13,14 que dice:“Nosotros esperamos según sus promesas, nuevos cielos y NUEVA TIERRA DONDE MORA LA JUSTICIA”. Sí, “una nueva tierra de justicia” (no “el cielo”) es nuestra esperanza, pues Yahoshúa mismo lo dijo: “Los mansos heredarán la tierra” (Mateo 5:5).
LA TIERRA SERÁ UN PARAÍSO: Elohím creó a la primera pareja humana y la puso en un jardín hermoso, o también llamado parque, o “paraíso edénico”. Adán y Eva podrían disfrutar de los frutos de los árboles y de los productos de la tierra sin tener que sufrir para ganárselos. La maldición no era algo conocido para ellos, sino las bendiciones del Creador. Sí, la tierra será un verdadero paraíso de Elohím, pues dice Isaías 51:3: “Ciertamente consolará Iahwéh a Sión; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto EN PARAÍSO, y su soledad en HUERTO de Iahwéh; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto”.
Sin duda Elohím preparó todo para los humanos, dándoles aire puro, animales dóciles, frutos sanos y sin plagas, agua pura y sin la contaminación por los desechos químicos o bacteriológicos, una tierra fértil, etc. Y lo más importante aún es que ellos no fueron creados para morir, sino para vivir eternamente. Su desgracia se originó por su desobediencia y rebelión hacia Elohím y sus leyes. La salud, la paz, la felicidad, y la longevidad serán restauradas, y los animales no serán violentos ni amenazadores. Los ejércitos del mundo habrán desaparecido de la faz de la tierra, así como los idiomas, las fronteras, las clases sociales, la pobreza, las enfermedades, las plagas, las contaminaciones, los vicios, la deforestación, los desiertos, las sequías, la explotación, los desamparados, los cojos, los ciegos, los mancos, los paralíticos, los que sufren de enfermedades mentales, los enajenados, los retardados, los atormentados, los angustiados, los resentidos, etc.
En el Salmo 115:16 leemos algo que es muy significativo e iluminador: “Los cielos son los cielos de Iahwéh; Y HA DADO LA TIERRA A LOS HIJOS DE LOS HOMBRES”. Aquí hay un plan de Elohím. Los cielos son para Elohím, y la tierra para los hombres. El propósito de Elohím es que la tierra sea habitada por los hombres que el creó (Isaías 45:12). Pero también es cierto que Elohím se opone firmemente a los hombres que están destruyendo su creación, a través de la falsa ciencia, que ha originado la contaminación del agua, aire, alimentos, etc (Revelación 11:18).
UN DIVINO “NUEVO ORDEN SOCIAL” CON GENTE RECTA: En el SALMO 37 encontramos hermosos versículos que nos hablan de una tierra “nueva” en donde las cosas malas del pasado habrán desaparecido por completo. Veamos algunos pasajes:
Verso 9: “Porque los malignos serán destruidos, pero los que esperan en Iahwéh, ellos heredarán la tierra”.
Verso 11: “Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz”.
Verso 22: “Porque los benditos de él heredarán la tierra; y los malditos de él serán destruidos”.
Verso 29: “Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella”.
El hijo del rey David, Shelomó (Salomón), dijo:
Proverbios 2:21: “Porque los rectos habitarán la tierra, y los perfectos permanecerán en ella”.
Proverbios 10:30: “El justo no será removido jamás; pero los impíos no habitarán la tierra”.
Notemos que el sabio Salomón afirma que los rectos, justos y perfectos habitarán la tierra, y no serán removidos de ella. Esto es muy interesante, dado que la teología tradicional ha enseñado lo contrario, diciendo que los hombres justos y rectos serán removidos de la tierra al cielo para vivir como angelitos alados, y tocando un arpa celestial.
Pero, ¿quiénes son los perfectos? Las Sagradas Escrituras responde a esta pregunta muy directamente. En una ocasión Yahoshúa les dijo a sus discípulos: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48). Aun Yahoshúa el Mesías, el Hijo de Elohím, hará de la tierra su habitación, pues él mismo es el más grande justo de todos los tiempos. Dicen Las Sagradas Escrituras que Yahoshúa era un hombre justo en Mateo 27:19,24; Lucas 23:47; Hechos 7:52; 22:14. También se afirma que los creyentes fieles son justos, y en consecuencia, son ellos los que heredarán la nueva tierra de justicia en el Reino del Mesías (Rom. 3:26; 5:19).
EL REINO DE ELOHÍM ES BÁSICAMENTE PARA LOS DESPOSEÍDOS DEL MUNDO: Es lógico suponer que los ricos no se interesen por un mundo de justicia y de prosperidad para todos, ya que ellos tienen todo lo que algunos quisieran tener ahora. Ellos no tienen mayor necesidad material o espiritual, pues se creen los amos y señores del mundo. Dice Santiago 2:5 que “Elohím escogió a los pobres de este mundo para que sean ricos en fe, y herederos del reino que ha prometido a los que le aman”. También encontramos la sentencia de Yahoshúa el Mesías para los ricos de este mundo: “¡Cuán difícilmente entrarán al Reino de Elohím los que tienen riquezas!” (Lucas 18:24). De modo que aquí tenemos que el reino o gobierno del Mesías, en la era venidera, estará compuesto mayormente por personas que hoy no tienen casi nada, y que no han recibido, probablemente, una educación formal en un colegio, o en alguna universidad. Recordemos que los discípulos del Mesías estaban constituidos por gente iletrada, o del vulgo, pero que aceptaron la esperanza del reino o gobierno del Mesías como un niño acepta una promesa o un regalo. Dice Yahoshúa:
“De cierto os digo, que el que no recibe el Reino de Elohím como un niño, no entrará en él.” (Lucas 18:17).
Hoy las naciones ricas explotan a las pobres otorgándoles préstamos que se les hacen imposibles de pagar. Éstas sólo pueden pagar parte de los intereses, que de hecho ya son altos. Los gobernantes no tienen la posibilidad de lograr el contentamiento de sus gobernados, pues tienen que destinar la mayor parte de sus ingresos al pago de la deuda externa. Siempre habrá inconformidad e insatisfacción dentro de cualquier nación del mundo donde pesa la deuda externa.
UN MENSAJE POCO POPULAR: El mensaje del Mesías sobre un Reino en la tierra, con un rey que viene del cielo para regir el mundo desde Jerusalém, no es creído tan fácilmente. Y es que después de haberse enseñado por siglos una doctrina totalmente distinta, y fuera de este mundo, a las personas se les hace difícil aceptar una doctrina que concentra las esperanzas mesiánicas en la tierra. Para esas personas, nuestra propuesta mesiánica sabe a “judaísmo” y no a “cristianismo ortodoxo”. Pero los tales se olvidan que el Mesías era un Judío, e igualmente todos sus apóstoles. La primera iglesia en Jerusalém era judía, y aun las Escrituras Hebreas que se usaban y se usan aún hoy son precisamente eso...Hebreas. Incluso Los Escritos Mesiánicos (N.T.) fueron escritos mayormente por Hebreos.
LA SALVACIÓN VIENE DE LOS JUDÍOS: Sí, los “antisemitas cristianos” debieran recordar lo dicho por el mismísimo Yahoshúa, su Señor y Maestro: “Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos” (Iojanán 4:22). Esta es una crucial declaración de nuestro Señor Yahoshúa el Mesías que ha sido ignorada por muchos. Algunos cristianos, por muchísimos siglos, han mantenido una posición antisemita, o antijudía, persiguiendo y matando a miles de Judíos en Europa y cerrando los ojos ante la barbarie Nazi de la Segunda Guerra Mundial.
Algunos ahora piden perdón por su ignorancia pasada contra los judíos, aunque en la práctica no llegan a entender que al pueblo Hebreo Elohím le ha prometido la tierra santa, y no a los árabes (Génesis 12:3, 13:15;15:18; 21:10). Estos a través de sus representantes, están impulsado hacer de Jerusalém una ciudad dividida o internacionalizada para que sea gobernada por árabes y judíos por igual, ignorando así las Palabras de Elohím sobre el asunto.
En Romanos 11:1,2 el Hebreo Shául (Pablo) afirma que Elohím no ha rechazado a su pueblo al cual conoció primero. Estas son sus palabras: “Digo, pues: ¿ha desechado Elohím a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No a desechado Elohím a su pueblo, al cual desde antes conoció...” Además, él mismo afirmó: “Que son israelitas, de los cuales son (no “eran”) la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas” (Rom. 9:4).
Por otro lado, Shául sostiene que el actual estado de incredulidad hacia el Mesías de los judíos tiene como fin el ingreso de los no judíos al pueblo de Elohím. Los que desecharon a Yahoshúa son reemplazados por gentiles o no judíos, y de ese modo el pueblo de Elohím es un pueblo mixto de creyentes que han aceptado el evangelio salvador del Mesías. No obstante, el Emisario Shául sigue afirmando que el árbol de olivo, que representa al pueblo Hebreo, y su rica savia, que representa los pactos y promesas de Elohím, “nutren” a los gentiles y no al revés (Rom. 11:17-25). Las promesas hebreas serán también compartidas por los creyentes que no son judíos, porque han creído en el Mesías y en su Buena Noticia (Evangelio) del Reino. Leer también Efesios 2:11-19 para hallar más luz sobre este tema profundo. Yo espero que el Espíritu Santo pueda guiar al lector de este estudio para que comprenda el plan de Elohím.
Si, el pueblo Hebreo o llamado también Judío o israelita, tiene una preferencia o predilección de parte de Elohím. Shául vuelve a decir: “Así que en cuanto al evangelio, son enemigos a causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres” (Rom. 11:28). ¿Quiénes son los padres? La respuesta es que son los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, y también David. A Abraham, Elohím le dijo que él sería bendición para toda la humanidad (Génesis 12:1)---¿Cómo? A través de su simiente o descendencia. Sí, Abraham procrearía un hijo, el cual, a su vez, procrearía a otro hasta llegar a Yahoshúa el Mesías, el hijo de la promesa final. A Abraham Elohím le promete, además, darle una tierra, la cual sería la sede de su reino---el reino milenario de Elohím (Génesis 13:15;15:18; 1 Crónicas 28:5). Sí, Elohím le dijo a Abraham que tendría un hijo especial que sería para la bendición del mundo entero. Este hijo sería un gobernante o soberano mundial que traería la justicia y la paz nunca antes vistas por hombre alguno. Es por eso que Mateo comienza su evangelio diciendo que el Mesías es hijo de Abraham e hijo de David, pues de ambos desciende. Nótese que desciende de un rey---¡David! Eso quiere decir que el Mesías es de linaje real, un hombre noble, un príncipe heredero del trono de David, por ahora suspendido. Así como Jordania tiene un rey o una monarquía real, así también lo tendrá Israel cuando regrese del cielo el heredero del trono de David, el Señor Yahoshúa el Mesías (Léase Mateo 25:31,34). Si, Israel será nuevamente un estado monárquico con El Mesías a la cabeza de su reino restaurado.
Ni Yahoshúa, ni nosotros, viviremos en el cielo con Yahoshúa. Lo que Las Sagradas Escrituras en verdad enseñan es que viviremos en esta tierra hecha nueva, con El Mesías y los salvos, es decir: Los que han creído en el Mesías y en su Buena Noticia (O Evangelio ) del Reino, y han hecho de éstos, el objeto o la razón de su existencia.
El Mesías y sus discípulos están llamados a regir el venidero mundo de justicia, cuando se reinaugure el gobierno o Reino de Elohím en la tierra, al regreso del Mesías a la tierra con gloria y poder desde los cielos. Este es el destino final de los elegidos de Elohím---¡No una estada eterna en el cielo!.
EL CIELO NO FUE LA PROMESA DEL MESÍAS: En Iojanán capítulo 13, y verso 33, Yahoshúa fue claro al decirles a sus discípulos: “Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo a vosotros ahora: A donde yo voy, vosotros no podéis ir”. ¡Sorprendente! Yahoshúa fue claro al decirnos que nosotros no podemos ir al cielo donde él regresaba. Entonces, si no podemos ir al cielo: ¿dónde iremos o estaremos con Yahoshúa? La respuesta la da Yahoshúa en el siguiente capítulo (el 14) y verso 3: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo, para que donde YO ESTOY, ustedes también estéis”. Nótese que Yahoshúa es claro al decir que nosotros estaremos en el mismo lugar donde él está cuando pronuncia la promesa. Ahora bien, Yahoshúa no estaba en el cielo, sino en la tierra prometida. De modo que la frase: “para que DONDE YO ESTOY” no es el cielo, sino la tierra. Y es en la tierra prometida donde él va a estar con nosotros---¡no en el cielo!
Muchos creyentes no se han puesto a meditar seriamente en lo dicho por Yahoshúa en Iojanán 14:3. Además, Yahoshúa va al cielo para prepararnos un lugar ¿qué lugar es ése?¿Se contradice El Mesías ? De ningún modo! Ahora regresemos a los vers. 1 y 2 de Iojanán 14, para adquirir más luz y entendimiento del lugar que Yahoshúa nos está preparando en el cielo. Dicen los versículos 1 y 2 así: “No se turbe vuestro corazón; creed en Elohím, creed en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros”.
Las Sagradas Escrituras no se contradicen, y menos El Mesías . De modo que tenemos que armonizar las Escrituras escudriñando cada palabra del texto. En primer término, Yahoshúa dice que él estaba por regresar al cielo en donde se halla algo. Ese algo es: ‘La casa de su Padre’. Sí, Yahoshúa regresó a la casa de Su Padre que está localizada en el cielo. Como toda casa o mansión, ésta tiene necesariamente aposentos o habitaciones para los hijos del Padre, y los invitados. Obviamente, Elohím, como Padre de familia, tiene su propia habitación, y también un gran salón donde tiene su trono.
Ahora bien, esto parece increíble, pero recordemos que Yahoshúa mismo dijo que el templo de Jerusalém, al cual se le había convertido en un mercado de ladrones, era la casa de su Padre. Lea por favor lea Iojanán 2:16. Aquí Yahoshúa dice, al momento que expulsaba a los mercaderes del templo: “...y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado”.
Ahora note que al templo de Jerusalém, Yahoshúa lo llama: “la casa de mi Padre”. Sí, el templo de Jerusalém era la casa de Elohím el Padre. ¡Sorprendente! Un Elohím con su propia casa en la tierra. Los Israelitas adoraban al Padre en ese templo, aunque no tenían acceso al santísimo, donde moraba él por medio de su Espíritu. Sólo el Sumo Sacerdote tenía acceso a él, no el pueblo. Con ese templo, los Israelitas sentían la presencia de Elohím en sus vidas, y lo “veían” cerca de ellos.
Pero en Iojanán 14:2, Yahoshúa habla de que en el cielo hay otra casa de Elohím Padre. Esa casa tiene moradas, así como el templo Israelita las tenía. Además, esa casa celestial tiene las características del templo en Jerusalém de los tiempos de Yahoshúa, con lugares sagrados, y aposentos para los diferentes servidores. Aún ese templo o casa celestial tiene un lugar llamado el Santísimo, donde mora Elohím.
Esta verdad de un templo, casa o edificio celestial se deja ver en Hebreos 9:24. Shául dice: “Porque no entró El Mesías en el santuario hecho de mano FIGURA DEL VERDADERO, sino al cielo mismo para presentarse ahora por nosotros a Elohím”.
Nótese que en el cielo hay un santuario VERDADERO, el cual tuvo uno pequeño (como figura) en la tierra de Israel. Así como el Sumo Sacerdote entraba en el santuario terrenal para ofrecer sacrificios por los pecados de los israelitas; así El Mesías , como Sumo Sacerdote, se ofreció a si mismo por los pecados del mundo, y tiene todo el derecho de estar ante la presencia de Su Padre Elohím, y de abrirnos el paso a nosotros hacia el trono de la gracia igualmente. Ahora somos parte de la familia de Elohím como hijos suyos, y con el derecho de estar frente a él y de morar en su casa o santuario verdadero, el cual es más amplio. Dice Shául en Hebreos 9:11: “Estando ya presente El Mesías , sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación”.
EL SANTUARIO BAJARÁ A LA TIERRA: He aquí el punto crucial: Nosotros no iremos al cielo para entrar al santuario o tabernáculo verdadero, ¿Por qué? ¡Porque éste bajará a la tierra, y Elohím estará con los hombres! Esta es una verdad ignorada por las iglesias tradicionales que han vivido a espaldas de las Escrituras Sagradas. Veamos algunos textos: “Y yo Iojanán vi la santa ciudad, la nueva Jerusalém, descender del cielo de Elohím, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Elohím con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Elohím mismo estará con ellos como su Elohím”. Apoc. 21:3
Nótese que se habla de que este tabernáculo está estrechamente relacionado con una ciudad celestial (¿la casa del Padre?), y que desciende a la tierra para que Elohím more con los hombres.
Por eso, no es de extrañar que Abraham, el padre de la fe, esperara por esta ciudad o tabernáculo de Elohím para que Elohím reine entre los hombres finalmente. Dice Shául de Abraham, nuestro padre de la fe, lo siguiente: “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Elohím” (Hebreos 11:8-10).
Por eso Shául pudo decir con confianza: “Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la porvenir” (Hebreos 13:14).
Es claro, entonces, que hay un futuro promisorio para nuestro planeta, cuando Elohím y sus ángeles (los verdaderos extraterrenos) radiquen en nuestro mundo para transformar el orden de cosas presente que es diabólico.
Contrario a lo predicado por las religiones de hoy, Yahoshúa sí volverá a pisar este mismo planeta para transformarlo. Recordemos la promesa de los dos ángeles, cuando Yahoshúa ascendía al cielo:
“...varones galileos, ¿porqué estáis mirando al cielo? este mismo Yahoshúa, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como lo habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11).
Por eso Shául el Emisario pudo decirle a Tito con verdad sobre este extraordinario suceso: “Aguardando la esperanza bienaventurada y la de nuestro gran Elohím y salvador Yahoshúa el Mesías” (Tito 2:13). También le dijo a Timoteo: “Shául, apóstol de Yahoshúa el Mesías por mandato de Elohím nuestro Salvador, y del Señor Yahoshúa el Mesías nuestra esperanza” (1 Timoteo 1.1).
También Shául expresó confiadamente lo siguiente al joven Timoteo: “Te encarezco delante de Elohím y del Señor Yahoshúa el Mesías, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino...Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he guardado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, el cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:1,6-8).
EL SIGNIFICADO DE LA GLORIA: Shimón Kefá (Pedro) dijo: “Mas el Elohím de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Yahoshúa el Mesías, después de que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca, y establezca” (1 Pedro 5:10).
Y Shaul (Pablo) también dice lo mismo cuando escribió: “Y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Elohím, que os llamó a su Reino y gloria” (1 Tesalonicenses 2:12).
En otros pasajes, la palabra “REINO” es intercambiable con la palabra “GLORIA”, como se puede descubrir comparando Mateo 20:21 y Marcos 10:37.
Mateo 20:21 dice: “Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que EN TU REINO se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”.
Marcos 10:37 dice: “Ellos le dijeron; Concédenos que EN TU GLORIA nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”.
Entonces la gloria prometida a los creyentes fieles no es otra cosa que participar como protagonistas en el Reino del Mesías. Esta glorificación no puede suceder antes de que aparezca el Mesías en el mundo por segunda vez, pues dice Pedro: “Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria”.Y también Shául dice: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Rom. 8:18).
De modo que Shaul (Pablo) y Shimón Kefá (Pedro), dos grandes Emisarios (o apóstoles) del Señor, esperaban su gloria futura cuando El Mesías apareciese en el mundo a resucitarlos en el día final del mundo.
LA INMORTALIDAD DE LOS CREYENTES: No hay gloria sin inmortalidad, ni inmortalidad sin gloria. Shául establece muy claramente esta verdad al decir: “El cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer buscan gloria, y honra, e inmortalidad” (Rom. 2:6,7).
Notemos que si la gloria es aún futura, también lo es la inmortalidad. Esto significaría que ningún hombre tiene un alma inmortal inherentemente en él. Y si esta conclusión es razonable, entonces ningún difunto parte al cielo, o al infierno, o en el mejor de los casos, al purgatorio, a través de sus supuestas “almas inmortales”. Nótese que Shául dice que estamos en la búsqueda de la inmortalidad, lo cual claramente implica que no la tenemos ahora.
Además, ya hemos visto que la vida eterna se recibirá cuando El Mesías regrese por segunda vez, y no antes. Dice Yahoshúa al respecto: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria...e irán éstos (“las cabras”) al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25: 31,32, 46).
Si los justos difuntos están ahora en el cielo como “almas inmortales”, ¿qué sentido tendría que estos difuntos reciban la vida eterna si ya la tienen al momento de “ascender al cielo” en ocasión de sus muertes?
LA NATURALEZA DIVINA: Dice Kefá sobre nuestra futura naturaleza divina, así: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad...nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina...porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro señor y salvador Yahoshúa el Mesías” ( 2 Pedro 1: 3,4,5,6,11).
Nótese que entrar al reino venidero es adquirir la naturaleza divina, lo que también significa: Inmortalidad. Y es que los mortales no pueden entrar al reino, pues tienen que adquirir la naturaleza divina en la resurrección---¡no en la muerte! (ver 1 Corintios 15: 53).
LA SALVACIÓN VENIDERA Y FINAL: La mayoría de creyentes supone que ya son salvos desde su conversión, ignorando que aún queda una última y final salvación cuando El Mesías vuelva a la tierra. Dice Shául en Hebreos 9:28: “Así también El Mesías fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan”. De igual parecer es Pedro, cuando dice en 1 Pedro 1:5: “Que sois guardados por el poder de Elohím mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero” .
Pero, ¿qué significa esa salvación del tiempo postrero? La respuesta se deja encontrar en el diálogo del joven rico con Yahoshúa en Mateo 19:16,23,25, donde se lee: “Entonces, vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?...Yahoshúa le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres...oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Yahoshúa dijo a sus discípulos: De cierto os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos... sus discípulos oyendo esto, se asombraron de gran manera, diciendo: ¿quién, pues, podrá ser salvo?”.
Nótese lo interesante de este diálogo. Aquí hay tres puntos importantes, que son: “vida eterna”, “reino de los cielos”, y “salvo”. Es decir, que la salvación no es otra cosa que ‘tener la vida eterna en el Reino de Elohím’.
Y otro texto que relaciona la salvación con el reino venidero es Revelación 12:10, que dice: “Entonces oí una gran voz en el cielo que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Elohím”.
Estas evidencias bíblicas son más que suficientes para demostrarnos que la salvación es participar en el reino de nuestro Elohím. Un reino que “no es de este mundo” (Iojanán 18:36), sino del “venidero” (Lucas 18:29,30).
LA ESPERANZA DE JOSÉ DE ARIMATEA: Hablemos ahora de José de Arimatea. ¿Qué importancia tiene este hombre que sepultó a Yahoshúa? Dice el texto de Marcos 15:43 lo siguiente: “José de Arimatea, miembro noble del concilio, que también esperaba el Reino de Elohím, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Yahoshúa”.
Matitiahu HaLeví (Mateo el levita) dice de José de Arimatea, así en (Mateo 27:57): “Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, ciudad de Judea, que también había sido discípulo de Yahoshúa...”.
Lucas habla de José de Arimatea, así en (Lucas 23:50): “Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, varón bueno y justo”.
Aquí vemos lo que esperaba un discípulo de Yahoshúa: ¡El Reino de Elohím! Y nótese que dice que él “también esperaba el Reino de Elohím” , lo que quiere decir que él no era el único discípulo que creyó y esperó el Reino de Elohím. Esta es la prueba de lo que un verdadero creyente fiel esperó en el primer siglo de la Era Común: ¡El Reino de Elohím!
HASATÁN Y LA BUENA NOTICIA DEL REINO: Como es de esperarse, HaSatán (Heb. El Enemigo) no está nada contento con las buenas noticias del Reino de Elohím. Y la razón es que el Reino de Elohím es el fin del reino del diablo en este mundo malo. La táctica del diablo es obscurecer la mente y la razón del potencial creyente, para que no le brille la luz del evangelio. Dice así Shául: “En los cuales el Dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz de las Buenas Noticias de la gloria del Mesías, el cual es la imagen de Elohím” (2 Corintios 4:4).
Y el mismísimo Señor Yahoshúa el Mesías también dijo al respecto: “Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven” (Lucas 8:12).
Como dijimos antes, a muchas personas incrédulas les parece que el Evangelio del Reino es una completa locura, o una fantasía de mentes hiperactivas. Pero esas personas no se dan cuenta de que ellas están cegadas por una fuerza mayor y más sutil llamada el diablo o Satanás.
Sin duda alguna, aquellas personas que tercamente rechazan el Evangelio del Reino de la gloria del Mesías, están poniendo seriamente en juego su salvación eterna. Su destino será la perdición eterna junto con el diablo y sus demonios.
Los que aman la verdad del Mesías deben cerciorarse si en verdad Las Sagradas Escrituras enseñan “una partida de nuestras almas inmortales al cielo cuando morimos”. Tener esperanzas que no se encuentran en Las Sagradas Escrituras pueden traernos trágicas consecuencias en nuestras vidas futuras.
Cualquiera que enseña otro evangelio diferente de aquel enseñado por Yahoshúa está desviando de la luz a los hombres. Mario Olcese
EL REINO DE ELOHÍM ES EL GOBIERNO DEL MESÍAS EN LA TIERRA: También el Reino de Elohím tiene que ver con un gobierno en la tierra, pues en muchos pasajes a Yahoshúa se le llama “Príncipe de paz”, “Hombre noble”, “Rey”, “Deseado de todos los pueblos”, “Salvador”, “Mesías”, “Juez”, etc.
Sí, Yahoshúa vino predicar un nuevo gobierno mundial liderado por él y su leal Kehilá HaTalmidím (Congregación de Discípulos), pues también se nos revela que su gobierno será global, desde los ríos y mares más lejanos de la tierra. Dice el Salmo 72:7,8: “Florecerá en sus días justicia, y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna. Dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra”. Así es, Yahoshúa ha prometido traer la justicia y la paz a la tierra---¿cómo?--- con su gobierno mundial o también llamado: “el Reino del Mesías”.
En una ocasión Yahoshúa fue interrogado por Pilatos de la siguiente manera: “¿Luego, eres tú rey? Respondió Yahoshúa: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad...” (Iojanán 18:37). Aquí claramente Yahoshúa reconoce que es rey, y que vino al mundo para dar testimonio de esa verdad. Sin embargo poquito antes Yahoshúa había dicho: “Mi reino no es de aquí” (v.36), o sea del presente mundo o era maligna de HaSatán (Heb. El Enemigo).
LA ESPERANZA MESIÁNICA: Yahoshúa era esperado como el Mesías que gobernaría sobre Israel y que depondría a la tiranía romana sobre La Casa de Judá. Sí, el Mesías era esperado por La Casa de Judá como el libertador de la tiranía romana. Este líder era aguardado como aquel que reanudaría la dinastía del rey David en Jerusalém, la capital del Reino de Elohím. Y es que el reino davídico era el Reino de Elohím, el cual fue suspendido con el derrocamiento de su último rey judío Sedequías en 586 AC.
Lo que los paisanos de Yahoshúa no acababan de comprender es que la presencia del Mesías hace dos milenios tenía el propósito de llamar y de preparar a los herederos del reino, es decir, a sus elegidos o su iglesia. Yahoshúa vino a traer consuelo, y a salvar a los pecadores, para hacerlos dignos y aptos para su reino venidero de justicia. Recuerde Jacobo (Santiago) 2:5, en donde se enseña que Elohím escogió a los pobres de este mundo para convertirlos en reyes y co-gobernantes en el Reino del Mesías. En Revelación 2:26 se lee: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré AUTORIDAD SOBRE LAS NACIONES”.
La Congregación de discípulos del Mesías ha sido llamada para cumplir con el plan maestro de Elohím para la transformación de la sociedad humana que se encuentra en decadencia absoluta. Dice San Iojanán en Revelación 5:10: “Y nos has hecho para nuestro Elohím reyes y sacerdotes, y REINAREMOS SOBRE LA TIERRA”. Pues bien, nótese que Los discípulos están llamados a reinar con El Mesías sobre la tierra, y no desde el cielo, como algunos aún creen erradamente. El Reino del Mesías será en la tierra, no en el cielo, y durará mil años o diez siglos corridos. Dice Iojanán (Iojanán) en Revelación 20:6: “...y reinarán con él MIL AÑOS”. Además, en Revelación 3:21 hay más información de la herencia de la iglesia. Iojanán escribe lo siguiente: “Al que venciere, le daré que se siente conmigo EN MI TRONO, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.
EL TRONO DEL MESÍAS Y SU UBICACIÓN: Siendo que el Mesías tiene su trono propio el cual compartirá con su amada Congregación (Heb. Kehilá/ Gr. Ekklesia), es lógico preguntarse: ¿Qué es ese trono, y dónde estará?. El trono del Mesías es el trono de David su padre (Antepasado). En Lucas 1:31-33 el Malák (Mensajero/Ángel) Gabriel le dice a Miryam (María), la madre de Yahoshúa, lo siguiente: “Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Yahoshúa. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Elohím le dará EL TRONO DE DAVID SU PADRE; y reinará sobre LA CASA DE JACOB para siempre, y su reino no tendrá fin”. Este anuncio del Mensajero Gabriel no es creído en su forma literal, y más bien ha sido “espiritualizado” o “alegorizado” por algunos. Pero lo cierto es que el Mesías tomará el trono de su ancestro David, y lo hará suyo, como el legítimo heredero al Trono hebreo en Israel (=la casa de Jacob). Es por eso que Matitiáhu HaLeví (Mateo el levita) comienza su escrito diciendo: “Libro de la genealogía de Yahoshúa el Mesías, hijo de David, hijo de Abraham” (Mat 1:1). Sí, el reino de David, y el de sus descendientes, era el Reino de Elohím, cuya capital estaba localizada en la amada Jerusalém (1 Crónicas 28:5). Esa dinastía suspendida desde 586 AC será reanudada con Yahoshúa el Mesías, el hijo de David. Efectivamente, Yahoshúa restaurará el Reino de su ancestro David cuando regrese en gloria desde el cielo (Lucas 19:11,12; Daniel 7:13,14: Mateo 25:31,34; Hechos 1:3,6,7).
También Yahoshúa admite que Jerusalém es la ciudad escogida y amada del gran rey del Reino de Elohím (Mateo 5:33-35). Sí, Yahoshúa llama a Jerusalém: La Ciudad del Gran Rey. Y esto va en concordancia con los dicho por Jeremías en el capítulo 3 y verso 17 de su libro: “...llamarán a Jerusalém, trono de Iahweh...”. Este hecho profético, de una Jerusalém como el centro del mundo de mañana, es significativo. Hoy las naciones árabes quieren retomar Jerusalém, desde que esta ciudad pasó a manos de La Casa de Judá en Mayo de 1948. Después de dos milenios de destierro y diáspora de la Casa de Judá, éstos han recuperado su territorio de la promesa. Y en Junio de 1967, en la guerra de los seis días, la amada ciudad capital de David, Jerusalém, es reconquistada. Esto vino como cumplimiento de la profecía de Yahoshúa dada en Lucas 21:24, que dice: “...y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalém será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan”. Sí, las naciones extranjeras (Rom., árabes, turcos, e ingleses), pisotearon Jerusalém durante el destierro los judíos, hasta que en la segunda mitad del siglo XX esta amada ciudad pasó a manos de ellos.
LOS PUEBLOS SERÁN REGIDOS CON VARA DE HIERRO: Cuando El Mesías y sus Talmidím (Discípulos) comiencen a gobernar este mundo, lo harán con mano firme y con autoridad de Elohím. Sí, Las Sagradas Escrituras hablan que el Mesías regirá con vara de hierro, y esto supone que no será un gobierno débil o defectuoso. Dice Revelación 12:5: “Y ella dio a luz a un hijo varón que regirá con VARA DE HIERRO A TODAS LAS NACIONES...”
Muchos pueblos de la tierra han sido tratados duramente por sus gobernantes impíos y ateos, los cuales no han logrado durar o ganarse el afecto permanente de sus simpatizantes. Y es que ellos mismos no han tenido la sabiduría que viene de lo alto para corregir los males de la sociedad humana. Muchos han gobernado a espaldas de Elohím, y sólo han buscado su beneficio económico y de los que los rodean y adulan. No obstante, el gobierno del Mesías y de sus discípulos, transformada en divina, y llena del Espíritu Santo, sabrá solucionar los males más comunes de la sociedad humana, como son los crímenes, las injusticias, las explotaciones, las miserias, los vicios, las enfermedades, la polución, el hambre, las plagas, etc. Estas son buenas noticias en verdad. Entonces se cumplirá la profecía de 2 Pedro 3:13,14 que dice:“Nosotros esperamos según sus promesas, nuevos cielos y NUEVA TIERRA DONDE MORA LA JUSTICIA”. Sí, “una nueva tierra de justicia” (no “el cielo”) es nuestra esperanza, pues Yahoshúa mismo lo dijo: “Los mansos heredarán la tierra” (Mateo 5:5).
LA TIERRA SERÁ UN PARAÍSO: Elohím creó a la primera pareja humana y la puso en un jardín hermoso, o también llamado parque, o “paraíso edénico”. Adán y Eva podrían disfrutar de los frutos de los árboles y de los productos de la tierra sin tener que sufrir para ganárselos. La maldición no era algo conocido para ellos, sino las bendiciones del Creador. Sí, la tierra será un verdadero paraíso de Elohím, pues dice Isaías 51:3: “Ciertamente consolará Iahwéh a Sión; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto EN PARAÍSO, y su soledad en HUERTO de Iahwéh; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto”.
Sin duda Elohím preparó todo para los humanos, dándoles aire puro, animales dóciles, frutos sanos y sin plagas, agua pura y sin la contaminación por los desechos químicos o bacteriológicos, una tierra fértil, etc. Y lo más importante aún es que ellos no fueron creados para morir, sino para vivir eternamente. Su desgracia se originó por su desobediencia y rebelión hacia Elohím y sus leyes. La salud, la paz, la felicidad, y la longevidad serán restauradas, y los animales no serán violentos ni amenazadores. Los ejércitos del mundo habrán desaparecido de la faz de la tierra, así como los idiomas, las fronteras, las clases sociales, la pobreza, las enfermedades, las plagas, las contaminaciones, los vicios, la deforestación, los desiertos, las sequías, la explotación, los desamparados, los cojos, los ciegos, los mancos, los paralíticos, los que sufren de enfermedades mentales, los enajenados, los retardados, los atormentados, los angustiados, los resentidos, etc.
En el Salmo 115:16 leemos algo que es muy significativo e iluminador: “Los cielos son los cielos de Iahwéh; Y HA DADO LA TIERRA A LOS HIJOS DE LOS HOMBRES”. Aquí hay un plan de Elohím. Los cielos son para Elohím, y la tierra para los hombres. El propósito de Elohím es que la tierra sea habitada por los hombres que el creó (Isaías 45:12). Pero también es cierto que Elohím se opone firmemente a los hombres que están destruyendo su creación, a través de la falsa ciencia, que ha originado la contaminación del agua, aire, alimentos, etc (Revelación 11:18).
UN DIVINO “NUEVO ORDEN SOCIAL” CON GENTE RECTA: En el SALMO 37 encontramos hermosos versículos que nos hablan de una tierra “nueva” en donde las cosas malas del pasado habrán desaparecido por completo. Veamos algunos pasajes:
Verso 9: “Porque los malignos serán destruidos, pero los que esperan en Iahwéh, ellos heredarán la tierra”.
Verso 11: “Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz”.
Verso 22: “Porque los benditos de él heredarán la tierra; y los malditos de él serán destruidos”.
Verso 29: “Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella”.
El hijo del rey David, Shelomó (Salomón), dijo:
Proverbios 2:21: “Porque los rectos habitarán la tierra, y los perfectos permanecerán en ella”.
Proverbios 10:30: “El justo no será removido jamás; pero los impíos no habitarán la tierra”.
Notemos que el sabio Salomón afirma que los rectos, justos y perfectos habitarán la tierra, y no serán removidos de ella. Esto es muy interesante, dado que la teología tradicional ha enseñado lo contrario, diciendo que los hombres justos y rectos serán removidos de la tierra al cielo para vivir como angelitos alados, y tocando un arpa celestial.
Pero, ¿quiénes son los perfectos? Las Sagradas Escrituras responde a esta pregunta muy directamente. En una ocasión Yahoshúa les dijo a sus discípulos: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48). Aun Yahoshúa el Mesías, el Hijo de Elohím, hará de la tierra su habitación, pues él mismo es el más grande justo de todos los tiempos. Dicen Las Sagradas Escrituras que Yahoshúa era un hombre justo en Mateo 27:19,24; Lucas 23:47; Hechos 7:52; 22:14. También se afirma que los creyentes fieles son justos, y en consecuencia, son ellos los que heredarán la nueva tierra de justicia en el Reino del Mesías (Rom. 3:26; 5:19).
EL REINO DE ELOHÍM ES BÁSICAMENTE PARA LOS DESPOSEÍDOS DEL MUNDO: Es lógico suponer que los ricos no se interesen por un mundo de justicia y de prosperidad para todos, ya que ellos tienen todo lo que algunos quisieran tener ahora. Ellos no tienen mayor necesidad material o espiritual, pues se creen los amos y señores del mundo. Dice Santiago 2:5 que “Elohím escogió a los pobres de este mundo para que sean ricos en fe, y herederos del reino que ha prometido a los que le aman”. También encontramos la sentencia de Yahoshúa el Mesías para los ricos de este mundo: “¡Cuán difícilmente entrarán al Reino de Elohím los que tienen riquezas!” (Lucas 18:24). De modo que aquí tenemos que el reino o gobierno del Mesías, en la era venidera, estará compuesto mayormente por personas que hoy no tienen casi nada, y que no han recibido, probablemente, una educación formal en un colegio, o en alguna universidad. Recordemos que los discípulos del Mesías estaban constituidos por gente iletrada, o del vulgo, pero que aceptaron la esperanza del reino o gobierno del Mesías como un niño acepta una promesa o un regalo. Dice Yahoshúa:
“De cierto os digo, que el que no recibe el Reino de Elohím como un niño, no entrará en él.” (Lucas 18:17).
Hoy las naciones ricas explotan a las pobres otorgándoles préstamos que se les hacen imposibles de pagar. Éstas sólo pueden pagar parte de los intereses, que de hecho ya son altos. Los gobernantes no tienen la posibilidad de lograr el contentamiento de sus gobernados, pues tienen que destinar la mayor parte de sus ingresos al pago de la deuda externa. Siempre habrá inconformidad e insatisfacción dentro de cualquier nación del mundo donde pesa la deuda externa.
UN MENSAJE POCO POPULAR: El mensaje del Mesías sobre un Reino en la tierra, con un rey que viene del cielo para regir el mundo desde Jerusalém, no es creído tan fácilmente. Y es que después de haberse enseñado por siglos una doctrina totalmente distinta, y fuera de este mundo, a las personas se les hace difícil aceptar una doctrina que concentra las esperanzas mesiánicas en la tierra. Para esas personas, nuestra propuesta mesiánica sabe a “judaísmo” y no a “cristianismo ortodoxo”. Pero los tales se olvidan que el Mesías era un Judío, e igualmente todos sus apóstoles. La primera iglesia en Jerusalém era judía, y aun las Escrituras Hebreas que se usaban y se usan aún hoy son precisamente eso...Hebreas. Incluso Los Escritos Mesiánicos (N.T.) fueron escritos mayormente por Hebreos.
LA SALVACIÓN VIENE DE LOS JUDÍOS: Sí, los “antisemitas cristianos” debieran recordar lo dicho por el mismísimo Yahoshúa, su Señor y Maestro: “Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos” (Iojanán 4:22). Esta es una crucial declaración de nuestro Señor Yahoshúa el Mesías que ha sido ignorada por muchos. Algunos cristianos, por muchísimos siglos, han mantenido una posición antisemita, o antijudía, persiguiendo y matando a miles de Judíos en Europa y cerrando los ojos ante la barbarie Nazi de la Segunda Guerra Mundial.
Algunos ahora piden perdón por su ignorancia pasada contra los judíos, aunque en la práctica no llegan a entender que al pueblo Hebreo Elohím le ha prometido la tierra santa, y no a los árabes (Génesis 12:3, 13:15;15:18; 21:10). Estos a través de sus representantes, están impulsado hacer de Jerusalém una ciudad dividida o internacionalizada para que sea gobernada por árabes y judíos por igual, ignorando así las Palabras de Elohím sobre el asunto.
En Romanos 11:1,2 el Hebreo Shául (Pablo) afirma que Elohím no ha rechazado a su pueblo al cual conoció primero. Estas son sus palabras: “Digo, pues: ¿ha desechado Elohím a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No a desechado Elohím a su pueblo, al cual desde antes conoció...” Además, él mismo afirmó: “Que son israelitas, de los cuales son (no “eran”) la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas” (Rom. 9:4).
Por otro lado, Shául sostiene que el actual estado de incredulidad hacia el Mesías de los judíos tiene como fin el ingreso de los no judíos al pueblo de Elohím. Los que desecharon a Yahoshúa son reemplazados por gentiles o no judíos, y de ese modo el pueblo de Elohím es un pueblo mixto de creyentes que han aceptado el evangelio salvador del Mesías. No obstante, el Emisario Shául sigue afirmando que el árbol de olivo, que representa al pueblo Hebreo, y su rica savia, que representa los pactos y promesas de Elohím, “nutren” a los gentiles y no al revés (Rom. 11:17-25). Las promesas hebreas serán también compartidas por los creyentes que no son judíos, porque han creído en el Mesías y en su Buena Noticia (Evangelio) del Reino. Leer también Efesios 2:11-19 para hallar más luz sobre este tema profundo. Yo espero que el Espíritu Santo pueda guiar al lector de este estudio para que comprenda el plan de Elohím.
Si, el pueblo Hebreo o llamado también Judío o israelita, tiene una preferencia o predilección de parte de Elohím. Shául vuelve a decir: “Así que en cuanto al evangelio, son enemigos a causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres” (Rom. 11:28). ¿Quiénes son los padres? La respuesta es que son los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, y también David. A Abraham, Elohím le dijo que él sería bendición para toda la humanidad (Génesis 12:1)---¿Cómo? A través de su simiente o descendencia. Sí, Abraham procrearía un hijo, el cual, a su vez, procrearía a otro hasta llegar a Yahoshúa el Mesías, el hijo de la promesa final. A Abraham Elohím le promete, además, darle una tierra, la cual sería la sede de su reino---el reino milenario de Elohím (Génesis 13:15;15:18; 1 Crónicas 28:5). Sí, Elohím le dijo a Abraham que tendría un hijo especial que sería para la bendición del mundo entero. Este hijo sería un gobernante o soberano mundial que traería la justicia y la paz nunca antes vistas por hombre alguno. Es por eso que Mateo comienza su evangelio diciendo que el Mesías es hijo de Abraham e hijo de David, pues de ambos desciende. Nótese que desciende de un rey---¡David! Eso quiere decir que el Mesías es de linaje real, un hombre noble, un príncipe heredero del trono de David, por ahora suspendido. Así como Jordania tiene un rey o una monarquía real, así también lo tendrá Israel cuando regrese del cielo el heredero del trono de David, el Señor Yahoshúa el Mesías (Léase Mateo 25:31,34). Si, Israel será nuevamente un estado monárquico con El Mesías a la cabeza de su reino restaurado.
Ni Yahoshúa, ni nosotros, viviremos en el cielo con Yahoshúa. Lo que Las Sagradas Escrituras en verdad enseñan es que viviremos en esta tierra hecha nueva, con El Mesías y los salvos, es decir: Los que han creído en el Mesías y en su Buena Noticia (O Evangelio ) del Reino, y han hecho de éstos, el objeto o la razón de su existencia.
El Mesías y sus discípulos están llamados a regir el venidero mundo de justicia, cuando se reinaugure el gobierno o Reino de Elohím en la tierra, al regreso del Mesías a la tierra con gloria y poder desde los cielos. Este es el destino final de los elegidos de Elohím---¡No una estada eterna en el cielo!.
EL CIELO NO FUE LA PROMESA DEL MESÍAS: En Iojanán capítulo 13, y verso 33, Yahoshúa fue claro al decirles a sus discípulos: “Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo a vosotros ahora: A donde yo voy, vosotros no podéis ir”. ¡Sorprendente! Yahoshúa fue claro al decirnos que nosotros no podemos ir al cielo donde él regresaba. Entonces, si no podemos ir al cielo: ¿dónde iremos o estaremos con Yahoshúa? La respuesta la da Yahoshúa en el siguiente capítulo (el 14) y verso 3: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo, para que donde YO ESTOY, ustedes también estéis”. Nótese que Yahoshúa es claro al decir que nosotros estaremos en el mismo lugar donde él está cuando pronuncia la promesa. Ahora bien, Yahoshúa no estaba en el cielo, sino en la tierra prometida. De modo que la frase: “para que DONDE YO ESTOY” no es el cielo, sino la tierra. Y es en la tierra prometida donde él va a estar con nosotros---¡no en el cielo!
Muchos creyentes no se han puesto a meditar seriamente en lo dicho por Yahoshúa en Iojanán 14:3. Además, Yahoshúa va al cielo para prepararnos un lugar ¿qué lugar es ése?¿Se contradice El Mesías ? De ningún modo! Ahora regresemos a los vers. 1 y 2 de Iojanán 14, para adquirir más luz y entendimiento del lugar que Yahoshúa nos está preparando en el cielo. Dicen los versículos 1 y 2 así: “No se turbe vuestro corazón; creed en Elohím, creed en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros”.
Las Sagradas Escrituras no se contradicen, y menos El Mesías . De modo que tenemos que armonizar las Escrituras escudriñando cada palabra del texto. En primer término, Yahoshúa dice que él estaba por regresar al cielo en donde se halla algo. Ese algo es: ‘La casa de su Padre’. Sí, Yahoshúa regresó a la casa de Su Padre que está localizada en el cielo. Como toda casa o mansión, ésta tiene necesariamente aposentos o habitaciones para los hijos del Padre, y los invitados. Obviamente, Elohím, como Padre de familia, tiene su propia habitación, y también un gran salón donde tiene su trono.
Ahora bien, esto parece increíble, pero recordemos que Yahoshúa mismo dijo que el templo de Jerusalém, al cual se le había convertido en un mercado de ladrones, era la casa de su Padre. Lea por favor lea Iojanán 2:16. Aquí Yahoshúa dice, al momento que expulsaba a los mercaderes del templo: “...y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado”.
Ahora note que al templo de Jerusalém, Yahoshúa lo llama: “la casa de mi Padre”. Sí, el templo de Jerusalém era la casa de Elohím el Padre. ¡Sorprendente! Un Elohím con su propia casa en la tierra. Los Israelitas adoraban al Padre en ese templo, aunque no tenían acceso al santísimo, donde moraba él por medio de su Espíritu. Sólo el Sumo Sacerdote tenía acceso a él, no el pueblo. Con ese templo, los Israelitas sentían la presencia de Elohím en sus vidas, y lo “veían” cerca de ellos.
Pero en Iojanán 14:2, Yahoshúa habla de que en el cielo hay otra casa de Elohím Padre. Esa casa tiene moradas, así como el templo Israelita las tenía. Además, esa casa celestial tiene las características del templo en Jerusalém de los tiempos de Yahoshúa, con lugares sagrados, y aposentos para los diferentes servidores. Aún ese templo o casa celestial tiene un lugar llamado el Santísimo, donde mora Elohím.
Esta verdad de un templo, casa o edificio celestial se deja ver en Hebreos 9:24. Shául dice: “Porque no entró El Mesías en el santuario hecho de mano FIGURA DEL VERDADERO, sino al cielo mismo para presentarse ahora por nosotros a Elohím”.
Nótese que en el cielo hay un santuario VERDADERO, el cual tuvo uno pequeño (como figura) en la tierra de Israel. Así como el Sumo Sacerdote entraba en el santuario terrenal para ofrecer sacrificios por los pecados de los israelitas; así El Mesías , como Sumo Sacerdote, se ofreció a si mismo por los pecados del mundo, y tiene todo el derecho de estar ante la presencia de Su Padre Elohím, y de abrirnos el paso a nosotros hacia el trono de la gracia igualmente. Ahora somos parte de la familia de Elohím como hijos suyos, y con el derecho de estar frente a él y de morar en su casa o santuario verdadero, el cual es más amplio. Dice Shául en Hebreos 9:11: “Estando ya presente El Mesías , sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación”.
EL SANTUARIO BAJARÁ A LA TIERRA: He aquí el punto crucial: Nosotros no iremos al cielo para entrar al santuario o tabernáculo verdadero, ¿Por qué? ¡Porque éste bajará a la tierra, y Elohím estará con los hombres! Esta es una verdad ignorada por las iglesias tradicionales que han vivido a espaldas de las Escrituras Sagradas. Veamos algunos textos: “Y yo Iojanán vi la santa ciudad, la nueva Jerusalém, descender del cielo de Elohím, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Elohím con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Elohím mismo estará con ellos como su Elohím”. Apoc. 21:3
Nótese que se habla de que este tabernáculo está estrechamente relacionado con una ciudad celestial (¿la casa del Padre?), y que desciende a la tierra para que Elohím more con los hombres.
Por eso, no es de extrañar que Abraham, el padre de la fe, esperara por esta ciudad o tabernáculo de Elohím para que Elohím reine entre los hombres finalmente. Dice Shául de Abraham, nuestro padre de la fe, lo siguiente: “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Elohím” (Hebreos 11:8-10).
Por eso Shául pudo decir con confianza: “Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la porvenir” (Hebreos 13:14).
Es claro, entonces, que hay un futuro promisorio para nuestro planeta, cuando Elohím y sus ángeles (los verdaderos extraterrenos) radiquen en nuestro mundo para transformar el orden de cosas presente que es diabólico.
Contrario a lo predicado por las religiones de hoy, Yahoshúa sí volverá a pisar este mismo planeta para transformarlo. Recordemos la promesa de los dos ángeles, cuando Yahoshúa ascendía al cielo:
“...varones galileos, ¿porqué estáis mirando al cielo? este mismo Yahoshúa, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como lo habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11).
Por eso Shául el Emisario pudo decirle a Tito con verdad sobre este extraordinario suceso: “Aguardando la esperanza bienaventurada y la de nuestro gran Elohím y salvador Yahoshúa el Mesías” (Tito 2:13). También le dijo a Timoteo: “Shául, apóstol de Yahoshúa el Mesías por mandato de Elohím nuestro Salvador, y del Señor Yahoshúa el Mesías nuestra esperanza” (1 Timoteo 1.1).
También Shául expresó confiadamente lo siguiente al joven Timoteo: “Te encarezco delante de Elohím y del Señor Yahoshúa el Mesías, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino...Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he guardado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, el cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:1,6-8).
EL SIGNIFICADO DE LA GLORIA: Shimón Kefá (Pedro) dijo: “Mas el Elohím de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Yahoshúa el Mesías, después de que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca, y establezca” (1 Pedro 5:10).
Y Shaul (Pablo) también dice lo mismo cuando escribió: “Y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Elohím, que os llamó a su Reino y gloria” (1 Tesalonicenses 2:12).
En otros pasajes, la palabra “REINO” es intercambiable con la palabra “GLORIA”, como se puede descubrir comparando Mateo 20:21 y Marcos 10:37.
Mateo 20:21 dice: “Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que EN TU REINO se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”.
Marcos 10:37 dice: “Ellos le dijeron; Concédenos que EN TU GLORIA nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”.
Entonces la gloria prometida a los creyentes fieles no es otra cosa que participar como protagonistas en el Reino del Mesías. Esta glorificación no puede suceder antes de que aparezca el Mesías en el mundo por segunda vez, pues dice Pedro: “Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria”.Y también Shául dice: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Rom. 8:18).
De modo que Shaul (Pablo) y Shimón Kefá (Pedro), dos grandes Emisarios (o apóstoles) del Señor, esperaban su gloria futura cuando El Mesías apareciese en el mundo a resucitarlos en el día final del mundo.
LA INMORTALIDAD DE LOS CREYENTES: No hay gloria sin inmortalidad, ni inmortalidad sin gloria. Shául establece muy claramente esta verdad al decir: “El cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer buscan gloria, y honra, e inmortalidad” (Rom. 2:6,7).
Notemos que si la gloria es aún futura, también lo es la inmortalidad. Esto significaría que ningún hombre tiene un alma inmortal inherentemente en él. Y si esta conclusión es razonable, entonces ningún difunto parte al cielo, o al infierno, o en el mejor de los casos, al purgatorio, a través de sus supuestas “almas inmortales”. Nótese que Shául dice que estamos en la búsqueda de la inmortalidad, lo cual claramente implica que no la tenemos ahora.
Además, ya hemos visto que la vida eterna se recibirá cuando El Mesías regrese por segunda vez, y no antes. Dice Yahoshúa al respecto: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria...e irán éstos (“las cabras”) al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25: 31,32, 46).
Si los justos difuntos están ahora en el cielo como “almas inmortales”, ¿qué sentido tendría que estos difuntos reciban la vida eterna si ya la tienen al momento de “ascender al cielo” en ocasión de sus muertes?
LA NATURALEZA DIVINA: Dice Kefá sobre nuestra futura naturaleza divina, así: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad...nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina...porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro señor y salvador Yahoshúa el Mesías” ( 2 Pedro 1: 3,4,5,6,11).
Nótese que entrar al reino venidero es adquirir la naturaleza divina, lo que también significa: Inmortalidad. Y es que los mortales no pueden entrar al reino, pues tienen que adquirir la naturaleza divina en la resurrección---¡no en la muerte! (ver 1 Corintios 15: 53).
LA SALVACIÓN VENIDERA Y FINAL: La mayoría de creyentes supone que ya son salvos desde su conversión, ignorando que aún queda una última y final salvación cuando El Mesías vuelva a la tierra. Dice Shául en Hebreos 9:28: “Así también El Mesías fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan”. De igual parecer es Pedro, cuando dice en 1 Pedro 1:5: “Que sois guardados por el poder de Elohím mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero” .
Pero, ¿qué significa esa salvación del tiempo postrero? La respuesta se deja encontrar en el diálogo del joven rico con Yahoshúa en Mateo 19:16,23,25, donde se lee: “Entonces, vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?...Yahoshúa le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres...oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Yahoshúa dijo a sus discípulos: De cierto os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos... sus discípulos oyendo esto, se asombraron de gran manera, diciendo: ¿quién, pues, podrá ser salvo?”.
Nótese lo interesante de este diálogo. Aquí hay tres puntos importantes, que son: “vida eterna”, “reino de los cielos”, y “salvo”. Es decir, que la salvación no es otra cosa que ‘tener la vida eterna en el Reino de Elohím’.
Y otro texto que relaciona la salvación con el reino venidero es Revelación 12:10, que dice: “Entonces oí una gran voz en el cielo que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Elohím”.
Estas evidencias bíblicas son más que suficientes para demostrarnos que la salvación es participar en el reino de nuestro Elohím. Un reino que “no es de este mundo” (Iojanán 18:36), sino del “venidero” (Lucas 18:29,30).
LA ESPERANZA DE JOSÉ DE ARIMATEA: Hablemos ahora de José de Arimatea. ¿Qué importancia tiene este hombre que sepultó a Yahoshúa? Dice el texto de Marcos 15:43 lo siguiente: “José de Arimatea, miembro noble del concilio, que también esperaba el Reino de Elohím, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Yahoshúa”.
Matitiahu HaLeví (Mateo el levita) dice de José de Arimatea, así en (Mateo 27:57): “Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, ciudad de Judea, que también había sido discípulo de Yahoshúa...”.
Lucas habla de José de Arimatea, así en (Lucas 23:50): “Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, varón bueno y justo”.
Aquí vemos lo que esperaba un discípulo de Yahoshúa: ¡El Reino de Elohím! Y nótese que dice que él “también esperaba el Reino de Elohím” , lo que quiere decir que él no era el único discípulo que creyó y esperó el Reino de Elohím. Esta es la prueba de lo que un verdadero creyente fiel esperó en el primer siglo de la Era Común: ¡El Reino de Elohím!
HASATÁN Y LA BUENA NOTICIA DEL REINO: Como es de esperarse, HaSatán (Heb. El Enemigo) no está nada contento con las buenas noticias del Reino de Elohím. Y la razón es que el Reino de Elohím es el fin del reino del diablo en este mundo malo. La táctica del diablo es obscurecer la mente y la razón del potencial creyente, para que no le brille la luz del evangelio. Dice así Shául: “En los cuales el Dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz de las Buenas Noticias de la gloria del Mesías, el cual es la imagen de Elohím” (2 Corintios 4:4).
Y el mismísimo Señor Yahoshúa el Mesías también dijo al respecto: “Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven” (Lucas 8:12).
Como dijimos antes, a muchas personas incrédulas les parece que el Evangelio del Reino es una completa locura, o una fantasía de mentes hiperactivas. Pero esas personas no se dan cuenta de que ellas están cegadas por una fuerza mayor y más sutil llamada el diablo o Satanás.
Sin duda alguna, aquellas personas que tercamente rechazan el Evangelio del Reino de la gloria del Mesías, están poniendo seriamente en juego su salvación eterna. Su destino será la perdición eterna junto con el diablo y sus demonios.
Los que aman la verdad del Mesías deben cerciorarse si en verdad Las Sagradas Escrituras enseñan “una partida de nuestras almas inmortales al cielo cuando morimos”. Tener esperanzas que no se encuentran en Las Sagradas Escrituras pueden traernos trágicas consecuencias en nuestras vidas futuras.
Cualquiera que enseña otro evangelio diferente de aquel enseñado por Yahoshúa está desviando de la luz a los hombres. Mario Olcese
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